Santo Tomás de Aquino habla acerca de la espiritualidad dominicana, es decir, nuestro modo de relacionarnos con Dios y con nuestro prójimo, para ello suele hacer referencia a cuatro pilares que comparte toda la familia Aquinense:
LA ORACIÓN
Es un acto o una forma de relación con Dios en el que el ser humano ve implicado todo su ser y toda su existencia. Por tanto, cuando se habla de la oración se está haciendo referencia al acto religioso más próximo a la raíz del que nace y se fundamenta él y todas las demás manifestaciones religiosas. En este mismo sentido lo recuerda Santo Tomás de Aquino cuando dice: "Oratio est propie religionis actus". La oración es el acto primero en el que se realiza la actitud religiosa. Se debe orar con la palabra y con la realidad personal. Buscar espacios y tiempos delimitados en nuestra vida para quedarnos a solas con Dios.
EL ESTUDIO
Los dominicos consideramos que el estudio es una gran fuente de inspiración divina. Para nosotros, estudiar es un ejercicio espiritual, es decir, un modo de acercarnos a Dios. Por ello, Santo Tomás de Aquino no nos anima simplemente a dar a conocer lo que hemos estudiado, sino a comunicar aquello que hemos contemplado. Los dominicos no nos limitamos a recitar públicamente lo que antes hemos memorizado. Hemos de predicar lo que hemos reflexionado, orado y profundizado.
LA VIDA COMUNITARIA
El eje de intervención Vida Comunitaria trabaja con el objetivo de fortalecer la estructura de los vínculos comunitarios a través de la generación y/o animación de lazos sociales; así mismo contribuye a mejorar la confianza entre los miembros, fomenta valores compartidos que mejoran la sociabilidad y contribuye a incrementar el sentido de pertenencia a la comunidad. Se trata de mirar siempre el lado positivo de una relación, quitar prejuicios, compartir el don de la existencia con nuestro prójimo y continuar viendo la vida comunitaria como la mejor forma de realización personal.
LA PREDICACIÓN
La predicación que caracteriza a los Dominicos y a su vasta familia es la predicación doctrinal, la predicación de la verdad. Este tenor doctrinal y veraz de la predicación dominicana se alimenta en el estudio y abarca también la enseñanza, principalmente de la Teología. Como se aprecia, el carisma de la predicación y de la enseñanza teológica se reclaman y complementan con naturalidad en la vida dominicana. Se trata de compartir la palabra de Dios con nuestro prójimo y predicar con acciones (ser buena persona, amable, solidario, etc). Domingo mandó a los primeros frailes a formarse en las mejores universidades de la época. Muy pronto los frailes predicadores iban a destacar en la docencia de la teología en esas mismas universidades. Figuras como San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino lo demuestran.